
Voy a dejar mi comentario y esperar noticias...
Voy a dejar mi comentario y esperar noticias...
Con este monedero de viaje "alargamos" la sorpresa del regalo (que en realidad no era el mini, sino la semana de vacaciones en Madrid), mientras sacaban tarjetas y tarjetitas de todos los bolsillos. El mini debía albergar al menos, unas palabras de felicitación de sus hijos, nietos y bisnieto!
Los billetes de tren (que olvidé retratar! Algunas pensarán -no me lo creo- ó -menos mal-), la invitación a una cena para 4, unos tickets a modo de invitación para visitar El Escorial, La Granja, El Prado... un pequeño crédito para "una merienda" como dice Charo y como en cualquier billetero que se precie, unas fotos de toda la familia (y quien no lleva fotos de los suyos en el monedero?)
Me divirtió mucho emular esos tickets de museos y visitas culturales de Madrid... incluso les puse numeraciones consecutivas! Charo no entendía de donde los habíamos sacado!
Papeles de k & Company (que algunas recuerdan con mucho cariño), un poco de cartulina texturizada, y al tono, un poco de papel kraft y bueno, lo de siempre... cintas, brads, flores, sellos, embós y muuuuuchas de esas cositas y técnicas que tanto nos divierten...
Os menciono la posibilidad de habérmelo inventado, porque tengo recuerdos (como la mayoría) absolutamente fabulosos de mi mi niñez y muchas veces me planteo que las cosas, los juguetes, las fiestas infantiles, todo.... no podía ser tan fastuoso como yo lo recuerdo, por lo que mi visión de niña y los años, han magnificado esos recuerdos y episodios hasta llegar a mi vida actual, con cierta probabilidad de haber sido distorsionados, pero me da igual! Esos recuerdos son así, son míos y con explicar que son unos recuerdos infantiles, para justificar las posibles "irregularidades", basta. Otro día os hablo del recuerdo de la cristalería de juguete que tuvieron mis hermanas! Por cierto, cuando ellas lean esta entrada... tendremos conversación para el fin de semana!
Bueno, dejando a un lado los recuerdos tan lejanos en el tiempo y las nostalgias infantiles, paso a mostraros, mi interpretación del libro cuento. Aunque pensándolo bien, os aclaro, que además de recordarme al teatrillo de Airgam en su estructura, mi libro-cuento es más un libro-teatrillo por lo que en él he mostrado.
Para empezar, el mío no es bien, bien un cuento... en todo caso representa la "idealización" de un paseo por el campo. Mis padres, tienen una casa de fin de semana en una zona residencial y por suerte está situada en una zona de la urbanización que ya toca con campo abierto...un sendero de tierra te adentra en el bosque y una pequeña riera. A ese sendero que se abre a partir del final de una calle asfaltada, en casa siempre le hemos llamado, El caminito y de ahí el título de mi libro-cuento.
Y después de todos los preámbulos... (que pesadita soy a veces! lo admito!) pues os digo: la foto es de un paseo de hace dos domingos por la mañana, con mi padre, mis hermanas Cristina y Magda y los dos niños de esta, Joel y Karla. Venían además el perro de mis padres, Duck (el blanco que aparece a los pies de mi padre) y Ona, la perrita negra de mi hermana Cristina, que quedó escondida detrás de las piernas de su ama. Finalmente, claro! falto yo... pero es que una vez más estaba detrás de la cámara. Cristina que también llevaba la suya, ese día, me ha dicho que me pasará una foto en la si que aparezco yo y la pegaré en la contraportada y al pie relataré un par de anécdotas de ese día.
Bueno el fondo es la montaña de Montserrat, fondo original de ese paseo por cierto, y como elementos "idealizantes" un sol embosado en tinta amarilla, un par de árboles de embós también y un pajarito estampado en tinta negra y coloreado con lápices de color. Por último, en el marco exterior unos helechos recortados del papel decorado y unas mariquitas y una mariposa.
Finalmente la portada, que acabé ayer, decorada con algunos cristalitos al tono del estampado del papel y combinado con glossy accent, que por cierto hacía tanto frío ayer cuando llegué a mi taller, que al principio no conseguía que bajara el glossy del fondo de la botellita (de frío y duro que estaba), hasta pasado un ratito que la estufa empezó a notarse en el ambiente. Pero como me siento tan feliz en mi taller, pues me desplazo casi a diario hasta allí.
Bueno pues hasta aquí la entrada de hoy, disculpar la "vuelta" que he dado por los recuerdos infantiles, os agradezco como siempre la visita, la lectura y los comentarios, si hoy los dejáis.